La operación tuvo como fin completar el programa de fondeo del gobierno en el mercado internacional para el año en curso; apuntalar el proceso de desdolarización de la deuda del gobierno y continuar desarrollando el mercado secundario de bonos en moneda local, estableciendo un nuevo bono de referencia (benchmark) en pesos uruguayos para un plazo de 10 años.
Como resultado, la demanda total por ambos bonos alcanzó un máximo de 3.835 millones de dólares equivalentes y, del total emitido del Bono Global en pesos, 1.250 millones de dólares fueron del libro de órdenes considerado como efectivo. El monto restante será utilizado para el canje por bonos globales en pesos uruguayos de menor madurez.
Según el Ministerio de Economía, la emisión del nuevo bono global en pesos se realizó a un rendimiento de 8% anual, lo que supone la menor tasa fija nominal en pesos alcanzada en una emisión global en pesos.




