En 2024, China alcanzó una expectativa de vida de 79 años, un salto de 1,1 años desde 2020, mientras construye el sistema de prevención de enfermedades más grande del mundo. Este logro, enmarcado en el 14.º Plan Quinquenal (2021-2025), posiciona al país como un referente en salud pública pospandemia.
Según detalla el Global Times, el pilar de este éxito es la red del gigante asiático de prevención y control de enfermedades de cuatro niveles (nacional, provincial, municipal y distrital). Dicho sistema cubre desde vacunaciones gratuitas contra 15 patologías, hasta la atención de enfermedades crónicas.
Adicionalmente, entre 2020 y 2024, el número de pediatras pasó de 163.400 a 243.900. Mientras que las camas hospitalarias infantiles se dispararon, reduciendo drásticamente la incidencia de males infecciosos como tuberculosis o VIH.
Esta infraestructura no solo protege a su población, sino que se erige como un escudo global contra futuras pandemias.
La innovación tecnológica es otro motor clave. China aporta más del 20% de los nuevos fármacos mundiales, ocupando el segundo lugar en I+D. Medicamentos como Brukinsa (zanubrutinib) y vacunas VPH de nueve valencias desarrolladas localmente demuestran autosuficiencia y competitividad global.
Adicionalmente, entre 2020 y 2024, el número de pediatras pasó de 163.400 a 243.900. Mientras que las camas hospitalarias infantiles se dispararon, reduciendo drásticamente la incidencia de males infecciosos como tuberculosis o VIH.
Esta infraestructura no solo protege a su población, sino que se erige como un escudo global contra futuras pandemias.
La innovación tecnológica es otro motor clave. China aporta más del 20% de los nuevos fármacos mundiales, ocupando el segundo lugar en I+D. Medicamentos como Brukinsa (zanubrutinib) y vacunas VPH de nueve valencias desarrolladas localmente demuestran autosuficiencia y competitividad global.
Estas innovaciones no solo salvan vidas, sino que fortalecen la economía mediante exportaciones y atracción de inversión extranjera.
Además, Pekín aborda desafíos demográficos con políticas sociales audaces. La extensión de licencias de maternidad y paternidad, deducciones fiscales de 2.000 yuanes (280 dólares) mensuales por niño menor de 3 años y la inclusión de tecnologías reproductivas en seguros médicos impulsan la natalidad.
La alfabetización en salud, que pasó del 23,2% al 31,9% en cuatro años, empodera a la población para tomar decisiones informadas, mejorando la calidad de vida.
Si bien el modelo chino enfrenta retos como la desigualdad rural-urbana, su enfoque integral ofrece una guía para países en desarrollo.